Galicia es una de las comunidades autónomas más visitadas de España. Además de por sus paisajes, su gastronomía y su cultura, la región gallega también es conocida por su amplia antología de mitos y leyendas. Entre estas historias se destaca una en particular que tiene sus raíces, al igual que muchas otras, en el "poder mágico" del mar.
Se trata de la leyenda de las nueve olas, cuyo escenario es la playa de A Lanzada, ubicada en Pontevedra. El relato cuenta que aquellas mujeres que tengan problemas de fertilidad y quieran quedarse embarazadas, deben bañarse en sus aguas y dejar que pasen por encima de su vientre nueve olas.
En este ritual, el agua salada del Atlántico es la gran protagonista, ya que en el imaginario gallego existe la creencia de su carácter "purificador" y "sanador" de males y dolencias. Así, la leyenda cuenta que este "poder benéfico" de las olas del mar solucionaría la infertilidad y cumpliría el deseo de las mujeres que quieran tener descendencia.
Un ritual que se celebra a medianoche
Pero no sirve cualquier día para hacerlo, sino que debe practicarse en tres fechas claves. Las dos primeras son las noches del 21 de junio y del 23 de junio -noite meiga de San Juan-, ambas vinculadas a la celebración pagana del solsticio de verano. La tercera oportunidad para hacer el ritual es el último fin de semana de agosto, a medianoche, durante la romería de la Virgen de A Lanzada.
En la actualidad, cientos de mujeres acuden en esta última fecha para realizar el ritual de las nueve olas. De hecho, tal y como apunta La Voz de Galicia, el año pasado se colocaron en la playa varios focos dirigidos hacia la carretera para dar privacidad a las mujeres que fueran a practicar la ceremonia y cegar a los posibles curiosos.
Una vez bañadas por nueve olas, las mujeres deben visitar el acantilado que se encuentra bajo la ermita de Nosa Señora da Lanzada, hacia el extremo izquierdo de la playa, y buscar una piedra en forma de asiento llamada cama da Virxe, en la que deberán tumbarse y formular su deseo de ser madre.
El rito continúa al día siguiente, pues al amanecer, las mujeres acuden nuevamente a la ermita para barrer el suelo y "deshacer" los posibles males de ojo que les pudieran estar afectando. Asimismo, realizan una ofrenda a la Virgen con la que se inicia la procesión enmarcada en las celebraciones de la romería.
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